Hoy Balenciaga es tendencia
declarada para el Invierno 2011. Con la creación del museo consagrado íntegramente
a un solo diseñador de moda, finalmente su natal España, rinde homenaje a un
personaje, sin el cuál, la historia de la moda del Siglo XX no estaría
completa: Cristóbal Balenciaga. Su legado no ha dejado de estar presente desde
el 2010 con exposiciones alrededor del mundo, que muestran las conexiones intrínsecas de su trabajo
como couturier y la relación con su entorno, sus obsesiones y su manera de
entender el cuerpo.
Por. Fernando Aguileta de la Garza
Si Saint Laurent fue “tema” de las colecciones de verano, el universo
Balenciaga es recurso de inspiración
para las colecciones de Otoño Invierno 11-12, no en balde ha estado en boca de
todos con exposiciones que van desde Nueva York, San Francisco y España.
El arquitecto de la alta costura finalmente tiene un espacio
consagrado en Getaria, País Vasco, España. Con el Cristóbal Balenciaga Museoa,
la fundación presidida por Hubert de Givenchy, el Ayuntamiento de Getaria y el
Ministerio de Educación y Cultura abren las puertas al universo de la Casa
Balenciaga.
De dimensiones extraordinarias, cuatro plantas, seis salas y para
empezar 90 seleccionadas de las más de 1,200 piezas que bajo custodia de la
Fundazioa han sido donadas, cedidas, algunas con carácter institucional otras más
de carácter privado, el Museo Cristóbal Balenciaga apuesta por “convertirse en un centro con vocación didáctica,
divulgativa e investigadora en
torno a la figura del modisto”, aseguró la institución en un
comunicado.
Foto. Cristóbal Balenciaga Museoa
El proyecto arquitectónico no deja indiferente a nadie, realizado por
el estudio de arquitectos AV62 y sí, haciendo énfasis en el origen del diseñador,
consta de dos volúmenes. Por una parte el Palacio Aldamar, antigua casa de
verano de los marqueses de Casa Torres, y el anexo, de tres espacios, uno de
ellos albergando las seis salas de exposición, un segundo lugar dedicado al
espacio didáctico, y el espacio administrativo dedicado a un taller de
restauración y gestión museística.
Tuvieron que pasar 24 años desde la celebración del 50 aniversario de
la casa fundada por Balenciaga en París, para que los diversos agentes unieran
fuerzas y se planteara una estrategia real y económica para difundir el trabajo
del guipuzcoano. Hoy es una realidad y mucho se debe en parte a la figura que
hasta sus días es, uno de sus grandes discípulos, Hubert de Givenchy.
Cristóbal Balenciaga Eizaguirre, nace en Getaria, Gipuzkoa, el 21 de
enero de 1895, de padre pescador y madre costurera. José Balenciaga, muere
cuando Cristóbal tenia 11 años, a partir de entonces, Martina Eizaguirre, se
hace cargo de sacar adelante a la familia, siendo este momento, cuando un joven
Balenciaga, aprende el oficio gracias a su madre. Poco se imaginaría que en su vida se cruzaría Blanca
Carrillo de Albornoz y Elio, Marquesa de Casa Torres, su mecenas y una figura
imprescindible en el imaginario del entonces adolescente.
La Marquesa, quien era la mujer más prominente de Getaria, encontró en
Cristóbal su ferviente admirador, y ésta al preguntarle por su madre, el
respondió si podía hacerle un vestido. La Casa Torres, perpleja, aceptó y dejó
que Balenciaga copiara sus vestidos parisinos a sus 13 años, al notar en él interés
en la costura y una sensibilidad nata para la estética. La alianza estaba
hecha, a partir de entonces ella sería su mejor prescriptora a un mundo en el
que Cristóbal Balenciaga, no pertenecía, la aristocracia y las Casas Reales que
veraneaban en el País Vasco.
Foto: Balenciaga & Spain, Young Museum SFO.
Hacia 1907 se traslada a San Sebastián, para perfeccionar el oficio de sastre y trabaja en algunos de los mejores establecimientos del momento como Casa Gómez y New England, aprendiendo a realizar trajes para eclesiásticos. Seis años después es jefe del taller de confecciones para señora de los grandes almacenes Au Louvre en la misma ciudad, y gracias a éste trabajo sus visitas a París son constantes. En aquél momento es cuando en sus viajes devora las colecciones de Doucet, Worth, Drecoll, entre otros, su percepción de la elegancia internacional se agudiza, conoce a la clientela, observa y aprecia los tejidos.
La historia empieza a concretizarse, y el futuro del modisto está en
marcha. Es el año de 1918 y funda en San Sebastián su primera casa de costura
Balenciaga & Cia en una alianza comercial con Benita y Daniela Lizaso.
Disueltos los seis años de compromiso emprende carrera en solitario instalándose
en 1924 en el número 2 de la Av. Libertad. Durante todo este periodo de
esplendor para Balenciaga, sus diseños eran comprados por la monarquía y por
clientela aristócrata, como La Reina María Cristina y la infanta Isabel
Alfonsa, entre otras distinguidas damas de la familia real y la corte, quienes
usualmente transitaban por San Sebastián y Biarritz.
Al proclamarse la Segunda República Española, la casa Balenciaga sufrió
las consecuencias del exilio de prácticamente toda su clientela y por razones
evidentes tuvo que replantear el negocio. Rebautizó su casa de costura como
EISA, y de ésta manera, se desvinculaba parcialmente de sus anteriores mecenas
y compradores, y también podía atraer a una nueva clientela que comprase sus
diseños.
En 1934 abre una sucursal en Madrid, y al año siguiente en Barcelona,
sin embargo ante el inminente estallido de la Guerra Civil Española, Balenciaga
cierra sus tres casas de costura y abandona el país.
Por un breve período
en Londres (tenía una obsesión por la sastrería inglesa), se instala finalmente
en París, en donde gracias a una sociedad creada con el vasco Nicolás
Bizcarrondo y Vladizio d’Attainville, -de quien se dice ha sido su gran amor- se instala en el
numero 10 de la Avenue George V, con un capital de 100,000 francos. Nace en
verdad la casa Balenciaga, su gran aventura en Francia y en la misión de
resucitar el esplendor de la alta costura, llegando a ser la casa más cara de
todo París. Cristóbal, pronto conocería el éxito y todo el mundo conocería su
visionaria ideología sobre el oficio, “Un couturier debe ser arquitecto en los
planos, escultor en las formas, pintor en los colores, músico en la armonía y
filósofo en la medida”.
Foto: Balenciaga & Spain, Young Museum SFO.
“El Picasso de la moda”, según Cecil Beaton, mucho daría de qué hablar en
los años posteriores. Coco Chanel afirmaba que era el único que podía construir
un vestido de principio a fin con sus propias manos y Christian Dior, su
antagonista laboral y más ferviente admirador, pensaba que siempre iba por
delante de la moda “Con los tejidos,
nosotros hacemos lo que podemos, Balenciaga hace lo que quiere”.
Gracias a su
devoción por el corte, su trabajo está centrado en varios apartados, pero sus
obsesiones más latentes eran la construcción mangas y cuellos perfectos. A él
se debe la introducción del tema español en la Alta Costura, con inspiraciones
desde el arte de Velázquez, Goya y Zurbarán, la cola flamenca, los volantes,
los colores brillantes, encajes y mantillas, el universo taurino y sus
bordados, sus orígenes vascos, los pescadores, el luto de las viudas con una
austeridad negra y claramente referenciada a la indumentaria religiosa.
El trabajo que
Cristóbal Balenciaga produjo y el patrimonio que ha dejado habla de una herencia
en el oficio de la costura, el patronaje y los cortes.
La gestión histórica
del patrimonio cultural siempre ha sido objeto de debate, y ésta vez no podía
ser la excepción. El escándalo iniciado por la denuncia de gestiones
irregulares del antiguo alcalde de Getaria, Mariano Camio, donde inclusive se
especuló sobre el paradero de piezas catalogadas. La misma historia de siempre,
“los regalos”, historias sobre corrupción y política. El trago amargo fue para
la Fundación, un golpe en el 2008 que terminó con el replanteamiento de algunas
instituciones para analizar realmente la viabilidad del proyecto.
Y fue así como el
presupuesto se hinchó hasta llegar a los 30 millones de euros, mismos que la
Ministra de Cultura Ángeles González-Sinde asegura servirán para realizar un “Efecto
Bilbao”, reactivando el turismo que representa un 47 por ciento, la pesca un 30
por ciento y el resto, la industria local.
Foto: Balenciaga & Spain, Young Museum SFO.
Salvando las
distancias y las épocas, que pretendamos asegurar que el efecto se repetirá,
creo que vamos muy sobrados y aunque en papel y discurso quede muy bien para
justificar el gasto público –que lo hay-, el trabajo de Balenciaga es prácticamente
desconocido para la mayoría y por origen nada democrático, basta recordar su afán
de vestir sólo a las pura sangre, sin embargo, sí es un buen referente y foco
de oportunidad para dar a conocer al gran público al único made in Spain, pero no ambicionemos.
La discusión es
sencilla, Cristóbal el hombre, es originario de España y es más que justo que
su país le rinda homenaje con un museo, sin embargo la marca Balenciaga no lo
es. Cristóbal es made in Spain, Balenciaga
es made in France, hablamos de
Balenciaga París.
Inmaculada Urrea,
Historiadora de moda y experta en branding afina el fenómeno, “La marca Balenciaga sin París, no perduraría,
el simbólico asociado es muy grande. En ella, el pilar del imaginario es la
alta costura y su idea de la arquitectura del vestido, junto con todo el
imaginario español que puso en danza. El verdadero lanzamiento de la marca
ocurrió en París. Nunca hubiera sido el mismo si no hubiese emigrado. Tenemos
un claro ejemplo: Pertegaz.”
Hoy la marca es
otra historia más de holdings, Nicolás Ghesquière que en un principio no tuvo
acceso a los archivos de la casa gestionó colecciones nada coherentes, amen del
vergonzoso episodio Kaisik Wong del 2003 y el chaleco de retazos. Sin embargo
se reivindicó en el 2004 con <Edición> una línea de archivo con detalles
de alta costura y después de varias colecciones aún en la incógnita, eligió -o
estratégicamente sus mecenas eligieron- un homenaje en el prêt-à-porter de Febrero 2006 con puntualidad
rigurosa, que no era más que el previo a la exhibición de la marca en el Museo
de la Moda y la Industria Textil de París.
Foto. Archivo Balenciaga.
Aquella semana de
la moda presentó una colección con tintes muy familiares, como los trajes
sastres de tweed, fijación en cuellos y faldas acampanadas, vestidos tubo,
chaquetas rectas de mangas raglán, estructuración en las faldas con nuevos volúmenes,
la clásica manga tres cuartos y
los botones esféricos, que remiten a una época, pero sobre todo a él y sus
creaciones inmortalizadas en fotografía.
Con el paso de los
años, recuperando memoria de la casa, prendas icónicas y archivo de Cristóbal
es posible que hayan dado en el punto justo entre el rigor en la construcción
de las prendas del pasado, y el toque comercial; que si Balenciaga se levantase
de su tumba y viese un bolso llamado Lariat o Motorcycle firmado por
su apellido colgando de una seudo-celebridad, probablemente se moriría de
nuevo. No supo avanzar, para él ya era demasiado tarde, no puedes cambiar a un
hombre que el sistema de la alta costura ha sido su vida.
Sin embargo, la
gran ironía es que el más conservador de los diseñadores, al anular la
cintura y quitar todo tipo de
superficialidades a los vestidos sembró en Courregès la pieza final del puzzle
para el patrón del Space Age de 1965,
lo que a su vez dio a los mods londinenses, un patrón para la minifalda. Aquel
diseñador ultracatólico y gay, aquel que vestía a las madres y no las hijas,
contra su voluntad se convirtió en el “padre” de la revolución juvenil.
Foto. Vestido de Novia, Balenciaga 1967.
La vida de
Balenciaga siempre está llena de contradicciones, ya que vivía su relación
sentimental abiertamente con d’Attainville, pero le horrorizaba lo público, la
prensa y el escándalo que Dior hacía del sistema moda. Incluso, sabemos de
sobremanera que no fue Dior quien esbozó la silueta pecho-cintura-cadera, ya
existía la sombra en algunos diseños de Balenciaga en 1938, pero al final,
Christian se llevó el crédito, llevando la línea Corolla- rebautizada “New Look” por Snow, a resucitar la industria
de la alta costura parisina. Le dolió en el alma.
El legado de Cristóbal
es indiscutible como patrimonio de la historia de la moda, desde su concepción
y su visión del cuerpo. Mientras Chanel pregonaba la practicidad y la utilidad
de la prenda, y Vionnet modelaba el cuerpo y lo respetaba, en Balenciaga la
historia es diferente. No solamente era un innovador en la técnica y en los
materiales, sino en la silueta, desde la línea túnica, la línea barril, la línea
globo, la saco, o la babydoll, la única costura o prescindiendo de ellas con el
asimétrico vestido de punto entallado con dos pinzas sujetado en los hombros.
Al final de su
carrera, se vuelve más enigmático, alejándose del interés por cubrir o vestir
el cuerpo, sino más bien tratarlo como un recipiente de abstracciones,
vistiendo a la mujer sí, pero como elemento sustentable de una estructura geométrica.
Ya lo decía, las mujeres no tienen que ser perfectas, mis vestidos lo harán por
ellas.
Con la exposición
en San Francisco en el Young Museum curada por Hamish Bowles, tuvimos
Balenciaga en su máximo esplendor, dividiendo la carrera y generando temas. El
arte español, la danza, los toros, la corte española, vestidos regionales, y
vida religiosa, siendo ésta una de las mejores retrospectivas jamás montadas
sobre el diseñador.
El Cristóbal
Balenciaga Museoa está abierto al público y el equipo de gestión listo. Su comisaria Miren Arzalluz y autora del libro “Cristóbal Balenciaga: la
forja del maestro”, promete mucho más para el espacio.
La piedra
finalmente está de pie en España, en la playa de Zarautz, en el pueblo pesquero de
Getaria, donde el mito finalmente tiene su lugar y su origen, a pesar del
tiempo.
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Nota del Editor.-
Texto originalmente publicado en Medina Magazine el 07 de Septiembre de 2011.
A fecha de hoy 09 de Mayo de 2014, el Museo ha perdido a Miren Arzalluz como comisaria, sortea la crisis y ha recibido este año una subvención de 333.000 euros.
La donostiarra, Mirien Vives Almandoz, es la nueva directora del museo e Igor Uria Zubizarreta ha sido nombrado director de colecciones.
Foto. Abrigo de Noche, Balenciaga- Eisa, San Sebastián, 1935.
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Nota del Editor.-
Texto originalmente publicado en Medina Magazine el 07 de Septiembre de 2011.
A fecha de hoy 09 de Mayo de 2014, el Museo ha perdido a Miren Arzalluz como comisaria, sortea la crisis y ha recibido este año una subvención de 333.000 euros.
La donostiarra, Mirien Vives Almandoz, es la nueva directora del museo e Igor Uria Zubizarreta ha sido nombrado director de colecciones.