"¡Diseñé colecciones con cualquier cosa que provocara mi imaginación... frutas, vegetales, imágenes de la política o pavorreales! Llegué a esto sin noción alguna de los negocios. Fue un cambio total en mi vida pero hice feliz a la gente"
Lilly Pulitzer, The Associated Press marzo de 2009
Aunque su nombre no fuese de los más
sonados en el mundo de la moda, Lilly Pullitzer resultó ser un fenómeno
americano en la época de los sesenta. Hija de una familia adinerada, Lilly
nació el 10 de noviembre de 1931 en Roslyn, Nueva York. En 1952 se casó con
Pete Pulitzer, nieto de Joseph Pulitzer, quien convocó en su testamento a que
la Universidad de Columbia estableciera el premio que lleva su apellido.
A finales de la década de los
cincuenta, a fin de distraerse de su rutina en las altas esferas de Palm Beach,
abrió un puesto en el que vendía
zumo de las naranjas que se cultivaban en las tierras de su marido. Al no poder
eliminar las manchas de sus vestidos, en lugar de utilizar delantal, encargó a
su costurera la confección de vestidos sin mangas y con estampados frutales muy
coloridos.
Sus vestidos estampados se
convirtieron en sensación cuando la primera dama Jacqueline Kennedy, compañeras
de internado en la juventud, usó uno de sus vestidos rectos y sin mangas en una
sesión de fotos con la revista Life.
Sus colores revolucionaron la tendencia de los neutros y sus creaciones se
convirtieron en una variante, dirigida a las amas de casa, de las prendas
modernas que llegaban de Londres. Pronto abrió una boutique construida con
ayuda de su asociada Laura Robbins, ex editora de moda.
Lilly Pulitzer falleció el pasado
domingo 7 de abril a los 81 años de edad. Posiblemente los que la conocieron también
la recordarán, además de por sus alegres colecciones, por andar siempre
descalza en sus fiestas y por no importarle el mancharse, siempre y cuando
siguiese luciendo bien y se divirtiese.
Maria Bolaños Triguero